6 may 2013

Bifurcaciones.

Entre todas las huellas que preexisten y conforman el lugar, las sendas son uno de los mejores ejemplos de la aportada por la acción del hombre. Estas sendas fueron las elegidas para hilar el encuentro entre el valle y el poblado.



Este planteamiento despertaba mis dudas tras los estudios de soleamiento realizados, en abundantes zonas de las laderas colonizadas, la incidencia del sol unicamente existía en verano durante un corto periodo al mediodía, en cambio, la incidencia en invierno era prácticamente inexistente.

Todo esto afectaba en gran medida a una de las premisas del ejercicio asumida por mi como una muy importante que es la búsqueda de la autosuficiencia energética y ello sin sol se iba a ver condicionada en gran medida. En cambio una parte de la propuesta discurría en la ladera sur del castillo a modo de podio de las ruinas. Me atrajo también esta componente de paisaje.

Por ello decidí re-pensar parte del ejercicio y plantee que fueran esos mismos caminos los que condujeran la propuesta por la ladera sur tratando de conectar los dos polos, pueblo y valle, mediante el juego de deslizamiento y giros de piezas, esta vez en horizontal.





Esta disposición frente a las sendas ha abierto una vía más interesante, la de convertir la propuesta en el propio camino como la huella por nosotros aportada que pasará a formar parte del lugar. El aterrazamiento además permitiría el aprovechamiento para cultivos de consumo, espacios de relación en diferentes grados de privacidad, etc...



Este edificio habitado y recorrido poseería las funciones establecidas a lo largo de los niveles por lo que la vida cotidiana de sus habitantes discurriría entre su nivel de habitación y dos niveles arriba y abajo. Para funciones más específicas sería necesario acudir alguna vez a los polos.